El proceso para tomar la decisión de iniciar tu propio negocio suele ser relativamente largo, y generalmente es el resultado de haber evaluado múltiples aspectos de tu situación laboral, económica y social. Esto, en pocas palabras, significa que iniciar tu propio negocio es una decisión muy importante desde cualquier punto del que se vea. Pero ¿que pasa cuándo iniciamos nuestro negocio de forma errada? Generalmente nace enfermo y con grandes probabilidades de perecer, porque en realidad la vida de un negocio inicia mucho antes de que este abra sus puertas y empiece a funcionar; empieza desde el momento mismo en que surge la idea en la mente.
Por eso hoy te traigo estas 6 formas de acabar con tu negocio antes de empezar, errores que todo emprendedor debe evitar para aumentar las probabilidades de éxito en las primera etapas de vida del negocio.
1. Falta de experiencia en la actividad principal de tu negocio
Aunque suene a algo lógico, una gran cantidad de emprendedores inicia un nuevo negocio en actividades en las que no cuenta con experiencia y conocimientos suficientes, generalmente influidos por la idea de «un negocio seguro» o «una excelente inversión» que va de la mano con la idea de «dinero fácil». La regla general es que, en este tipo de casos, el emprendedor termine iniciando un negocio influido por terceras personas, ya sea directa o indirectamente. Desafortunadamente esto, comúnmente, es simplemente un sueño que más tarde o mas temprano se volverá una pesadilla.
Para evitar este error recuerda que la experiencia, en cualquier actividad que decidas ejercer, es fundamental. No importa si las actividades estarán a cargo de empleados, siempre es necesario contar al menos con conocimientos sólidos del trabajo, especialmente cuando tú lo llevarás a cabo directamente.
2. No rodearse de las personas adecuadas
En el ámbito empresarial suele decirse que el activo mas valioso son las personas y este solo enunciado debería dar una idea de lo importantes que son las personas dentro de cualquier empresa, pero su importancia adquiera aún mas relevancia cuando se trata de negocios que empiezan.
Las personas adecuadas para un negocio, incluyendo al mismo emprendedor, son aquellas que aportan valor adicional a la actividad diaria, lo que incluye conocimientos, experiencia, aptitud y actitud. Las personas inadecuadas para nuestro negocio serán aquellas que, lejos de aportar valor, obstaculicen el correcto funcionamiento de las actividades.
Por ejemplo, en las etapas primeras de toda empresa es necesario que las personas que participan del negocio mantengan los mismos objetivos y compartan una visión similar y compatible de lo que se pretende hacer y alcanzar. Fallar en esta «compatibilidad» tiene como consecuencia el desperdicio del esfuerzo en conjunto y, en los peores casos, la fractura del equipo de trabajo.
Por eso es muy importante rodearse de las personas adecuadas al iniciar nuestro negocio; aquellas que compartan tu visión y estén dispuestas a dar el máximo esfuerzo en beneficio de todos.
3. No conocer el mercado
¡Error fatal! Lanzarse con un nuevo negocio en un mercado que nos resulta totalmente desconocido, o bien, del que no tenemos una idea clara. Suele suceder muy frecuentemente, el lanzamiento de negocios en mercados que no ofrecen posibilidades o bien, que no encajan con el producto o servicio que ofrecemos.
Esto sería comparable a querer vender tacos de carnitas en un congreso de veganos. Por muy deliciosos que fuesen los tacos es prácticamente imposible tener éxito en el emprendimiento.
Antes de lanzarnos en la aventura de un nuevo negocio es necesario asegurarnos, en la mayor medida posible, de conocer el mercado y la forma en que este opera, de lo contrario nos estaremos condenando al fracaso casi con toda seguridad.
4. No conocer a tu cliente ideal
De nada sirve que tengas el mejor producto si no existe nadie a quién vendérselo, o pero aún, de nada sirve tener a la mano montones de clientes si no tenemos el producto adecuado para ellos. La falta de conocimiento acerca de tus clientes lastimará tu rentabilidad. Los mejores productos y/o servicios son aquellos que satisfacen una necesidad del cliente o le resuelven un problema, y para lograr crear productos y servicios así, primero es necesario conocer las necesidades y problemas de los clientes potenciales.
Recuerda: no existe el producto perfecto, solo el producto adecuado para el cliente perfecto.
5. Dejar la planeación para después
Me sigue resultando sorprendente, a pesar de haber conocido muchos casos, cuantas personas deciden ahorrarse la inversión en la planeación. En realidad la planeación es «el medio» para evitar o corregir todos los errores anteriores, y aun así, sigue siendo la gran relegada en la administración de los pequeños negocios.
La planeación, entre otras muchas cosas, te permitirá conocer el mercado, el cliente al que te diriges, el entorno, tu capacidad como empresa y empresario, el tipo de personas que necesitas en cada actividad de tu empresa y los problemas a los que podrías enfrentarte. Como suelo decir: sin planeación no hay acción.
Cualquier inversión, ya sea económica o de tiempo, que dediques a la planeación, seguramente producirá resultados que a largo o corto plazo, te harán valorarla como la mejor decisión. ¡Pero cuidado! la planeación no está solamente para asegurar la realización de tu idea, incluso te permitirá decidir si debes o no llevarla a cabo.
6. No plasmar por escrito nuestro negocio
Como decía una maestra en mis clases de administración: los planes que no están por escrito son como cartas a Santa Claus. Toma nota de esta recomendación: mantén tus planes, análisis y objetivos por escrito. Esto te permitirá consultar en cualquier momento lo que haces y compararlo con lo que planeaste, lo que a su vez te dará la posibilidad de realizar correcciones. La memoria, por muy eficiente que sea, no es 100% confiable. Mas vale tener un respaldo por escrito de lo que hemos visualizado y, preferentemente, planificado que tener que recurrir a recuerdos vagos o carazonadas al momento de decidir.
La falta de formalidad en tu visión del negocio, es decir, mantenerlos por escrito, impide formalizar la forma en que das a conocer los objetivos a las personas que colaboran contigo, lo que puede dar lugar a ambigüedades y falta de uniformidad en el trabajo.
Un plan por escrito no debe ser solamente trabajo de una vez, al contrario, debe ser una herramienta de consulta en constante actualización para permitir a todos, sean muchos o pocos, conocer exactamente lo que quieres alcanzar y la forma de hacerlo.
¿Has cometido alguno de estos errores alguna vez?
Imagen destacada «Injured Piggy Bank WIth Crutches» by Ken Teegardin / CC BY-SA